Dijo Jesús a
sus discípulos: «Cuando venga en su gloria el Hijo del hombre, y todos los
ángeles con él, se sentará en el trono de su gloria, y serán reunidas ante él
todas las naciones. Él separará a unos de otros, como un pastor separa las
ovejas de las cabras. Y pondrá las ovejas a su derecha y las cabras a su
izquierda.
Entonces dirá
el rey a los de su derecha: «Venid vosotros, benditos de mi Padre; heredad el
reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. Porque tuve hambre y
me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y me
hospedasteis, estuve desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis, en la
cárcel y vinisteis a verme». Entonces los justos le contestarán: «Señor, ¿cuándo
te vimos con hambre y te alimentamos, o con sed y te dimos de beber?; ¿cuándo te
vimos forastero y te hospedamos, o desnudo y te vestimos?; ¿cuándo te vimos enfermo
o en la cárcel y fuimos a verte?» Y el rey les dirá: «Os aseguro que cada vez
que lo hicisteis con uno de éstos, mis humildes hermanos, conmigo lo
hicisteis».
Y entonces
dirá a los de su izquierda: «Apartaos de mí, malditos, id al fuego eterno
preparado para el diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre y no me disteis de
comer, tuve sed y no me disteis de beber, fui forastero y no me hospedasteis,
estuve desnudo y no me vestisteis, enfermo y en la cárcel y no me visitasteis».
(Mt 25, 31-44)
“Porque tuve hambre…” Cuando las cosas no van
bien, lo mejor es ocultarse. Quizá es un pensamiento prudente. Pero no es lo
que queremos hacer quienes formamos este Colegio de Ntra. Sra. del Rosario…
Al contrario, porque hay gente que lo está
pasando muy mal, hay que echarles una mano: acogiendo a las personas rechazadas,
poniendo una sonrisa en los rostros de los demás… Y nosotros hablamos de
crisis, pero ¿te has preguntado qué estás haciendo tú con los que peor lo
pasan?
Jesús,
maestro bueno,
enséñame
el camino
para
vivir solidariamente.
Ayúdame
a convertir
mi
corazón duro
en
un corazón sensible
y
cercano a los que sufren.
Enséñame
a ver
el
dolor, el sufrimiento,
y
las necesidades de los demás.
Enséñame
a ser solidario.
A
vivir el amor de verdad
y
a construir la justicia y el Reino.
Ayúdame
a dedicar tiempo
a
atender a los que sufren
y
a los que me necesitan.
Enséñame
a descubrir tu rostro
en
el que pasa hambre,
o
sufre sed o frío,
o
está desnudo,
enfermo
o en la cárcel.
Enséñame
a verte
en
los despojados
que
viven al lado del camino
en
nuestra sociedad de hoy.
Enséñame
a ser solidario
compartiendo
lo que tengo,
que
no es mío,
sino
regalo y don tuyo.
Que
mi fe
pase
por las obras concretas.
y
no se quede en palabras.
Jesús,
ayúdame a seguir tus pasos
y
ser tu discípulo por el camino
de
la solidaridad activa
y
el compromiso
con
la vida de los demás.
Marcelo
A. Murúa
ORACIÓN FINAL
Jesús,
que te escondes y te revelas en los que tienen hambre y sed,
los
perseguidos y los encarcelados,
los
pobres y excluidos;
que
te manifiestas en el amor y la justicia,
en
la entrega y la gratuidad;
que
te haces presente en la abundancia de nuestro corazón
y
de los que nos rodean;
míranos
con bondad a los que ponemos todo de nuestra parte
para
que surja pronto un mundo nuevo
lleno
de fraternidad, solidaridad y acogida.
Amén.
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