Os anuncio una buena noticia.
Ayer, domingo, comenzó el Adviento,
un tiempo nuevo de preparación y crecimiento.
Empezamos el Adviento.
Al fondo y a lo lejos, a punto de llegar ya, la Navidad.
Una Navidad en la que recordamos el mayor acontecimiento de la Historia:
Dios, que vivía en los cielos, se hizo Niño pequeño en nuestra tierra, uno como nosotros...
Es Adviento, tiempo de esperanza.
Esa esperanza que todos llevamos en el corazón;
que atraviesa el dolor de la humanidad;
que se hace solidaridad y amor, esfuerzo y compromiso.
Esa esperanza que susurró María al ángel, abriendo su corazón:
"Hágase en mí según tu palabra".
Alegraos, amigos.
Tenemos por delante cuatro semanas para prepararnos a una gran cita.
¡Que se note! ¡Viene Dios!
Aumentad vuestra alegría, la paz y la esperanza.
Preparad el camino, ya llega nuestro Salvador.
Viene Dios y está a la puerta.
A ti que estás medio dormido todavía;
a ti, que quizás tengas algún problema que no sabes cómo resolver...
a ti, que algunas cosas se te hacen pesadas y cuesta arriba...
a tí, que te esfuerzas cada día por ser mejor...
A ti, a ti te digo: vamos a esperar.
Vamos a esperar a Jesús que viene
para darte las fuerzas que necesitas,
la salida que buscas,
la esperanza que deseas,
el futuro mejor.
Juntos, como una gran familia,
le decimos a Jesús: cuenta con nosotros.
Nosotros, sí, te vamos a esperar.
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