Tenemos
la inmensa suerte de que Dios pone estrellas en nuestro camino para acercarnos
a Él. Con
frecuencia son personas que nos ayudan, que son estímulo y ejemplo para
nosotros de una vida coherente, sincera, fiel...
Hay
ocasiones que las nubes tapan las estrellas y no las vemos, sin embargo, esas
estrellas SIEMPRE están ahí alumbrando nuestra vida y ofreciéndonos un camino a
seguir por medio de su luz.
Su
claridad ilumina nuestras noches, su estela nos guía hacia lugares
insospechados y, sobre todo, su constancia en alumbrar nos anuncia que Dios
siempre está a nuestro lado, aunque a veces no le veamos.
- Añadimos junto al CORAZÓN de la
pasada semana, una ESTRELLA grande para que estos días escribamos los nombres
o dibujemos a aquellas personas que son LUZ para nosotros, que nos guían
hacia Jesús.
Una
mañana de hace muchos años no fue igual que las anteriores. En medio de la
tarea cotidiana alguien muy especial se dirigió a unos cuantos hombres y dijo a
cada uno: «Ven y sígueme». No
utilizó grandes discursos, ni grandes argumentaciones. Simplemente dijo dos
verbos en imperativo con la suficiente fuerza y contenido como para cambiar la
vida de aquellos que serían sus futuros discípulos.
También
hoy, Jesús sigue realizando esta llamada a muchos jóvenes para que, como
aquellos primeros compañeros de camino, sean pregoneros de la Buena Nueva y
transmisores del gran mensaje de amor del Padre. Jesús
sigue llamando a muchos jóvenes porque necesita mensajeros de su Reino que
lleven cada día su Palabra a un mundo tan necesitado de alguien que lo llene en
profundidad; un mundo que necesita, aunque no se dé cuenta, de Dios. Jesús
sigue llamando y... ¿quién sabe? ¿Tal vez quiere dirigirse a ti?...
Por
eso ahora, a solas contigo mismo y con Dios, prepara tu corazón, tu oído...
Escucha
y deja que él te hable. Sólo así podrás sentir si te está hablando con esas
palabras que un día dirigió a sus discípulos: «Ven y sígueme».
Para acabar, nos dirigimos en oración a Dios, de quien tenemos la seguridad que
siempre nos escucha, sabiendo que lo que le pidamos no va a quedar sin respuesta:
(Respondemos
a cada petición Escúchanos, Padre)
• Para que el Señor siga llamando en su Iglesia a
personas que quieran dedicar su vida al servicio de la gente, para mostrar el
verdadero rostro de Dios. Roguemos al
Señor.
• Por todos nosotros que nos encontramos juntos en
oración, para que el Señor nos muestre qué pide de nosotros. Roguemos al Señor.
• Por aquellos que, a pesar de sentir la llamada
de Dios, no dan el paso definitivo, bien por miedo, por no estar seguros, o por
otros motivos. Roguemos al Señor.
• Por todos aquellos que han dedicado su vida al
servicio del evangelio, para que Dios les dé ilusión y fuerza en todo momento. Roguemos al Señor.
• Por los misioneros que están trabajando, e
incluso entregando la propia vida, en otros países lejanos a su patria. Roguemos al Señor.
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