Señor,
terminamos un trimestre
de
clases, claustros y evaluaciones,
de
proyectos nuevos,
y
también de la rutina amasada con los años.
Se
abre ahora, Señor,
un
tiempo de descanso,
de
recuperación de fuerzas perdidas,
de
encuentro con nuestros seres queridos…
Este
es el tiempo en el que Tú nos recuerdas,
año
tras año, curso tras curso,
que
te has hecho hombre para salvarnos,
para
estar junto a nosotros
y
para enseñarnos un proyecto
que
haga posible un mundo mejor:
un
mundo en el que reine la justicia,
la
libertad, el respeto mutuo,
la
dignidad de todos y la solidaridad.
Gracias,
Señor, por contar con nosotros,
en
la tarea de educar,
para
extender tu Reino;
gracias
por esta nueva Navidad
en
la que nos recuerdas
que Tú estás a nuestro lado,
que
no nos dejas solos,
que
nos das tu cercanía
para
construir contigo el Reino de Dios.
Que
tu Madre, la Virgen,
nos
ayude cada día
a
mantener nuestra disponibilidad,
nuestra
entrega
y
nuestro servicio.
Amén
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