miércoles, 15 de mayo de 2013

Oración de la mañana: P. Coll, evangelizador


Cuando se acerca la fiesta de San Francisco Coll (el 19 de mayo, día de su bautismo en 1812) vamos a dar gracias a Dios por haber suscitado su vida y su carisma en la Iglesia. Vamos a dejar que su vida sea ejemplo para la nuestra.


Fragmento de la vida del P. Coll:
“En cuanto a lo que me pide de mi amigo y compañero padre Francisco Coll, misionero apostólico, no es fácil por ahora satisfacer sus buenos deseos de usted. Porque son tantas las cosas que puedo decir de este varón de Dios, que necesito amanuense para referir las cosas ocurridas en las treinta y dos poblaciones que evangelizó en este grande obispado. Yo nunca he visto predicador tan fervoroso, tan humilde y tan simpático y al mismo tiempo tan prudente, que arrastraba los corazones de todos. Modulaba la voz como quería, ésta era clara y penetrante, que conmovía el auditorio de un modo admirable” (Testimonio de José Nofre Sansa, sacerdote).


REFLEXIÓN
La fuerza que empuja a los primeros discípulos de Jesús es la misma que inspira al P. Coll a anunciar el Evangelio. La experiencia de Cristo resucitado fue lo que impulsó la itinerancia misionera de San Francisco Coll, en la pobreza radical, desprovisto de todo, pero lleno de la fuerza del Espíritu.

 El P. Coll, desde la fe en el Resucitado “vivió una santidad profética”, fue un verdadero testigo. Igual que San Pablo, al P. Coll evangelizar le venía como una necesidad: “Ay de mi si no evangelizara”, y evangelizó no tanto con discursos de sabiduría humana, como con la manifestación del espíritu y el poder de Dios, sintió la entrega a la predicación como una necesidad irresistible.


A imitación de Santo Domingo, el P. Coll, dejando las seguridades que le brindaba la vida parroquial, quiso adentrarse en el riesgo de la inseguridad evangélica de “predicador itinerante”. Se traslada de un lugar a otro en un caminar constante y fatigoso: no es un hombre de vida cómoda, de un ambiente buscado y hecho, de un público seguro, atento y fiel, sino que, con su amor entrañable a todos, caldea los corazones por donde pasa: “Un fuego produce otro fuego”.

Así, nosotros, como el P. Coll, deberíamos apasionarnos más y más por Jesús, y con pequeñas obras anunciar su amor a todas las personas que nos rodean.

Alabemos a Cristo, y supliquémosle por nuestras necesidades, las de todos los que formamos este Colegio, la Iglesia y la humanidad.

PETICIONES
1. Señor Jesús, que viniste al mundo para servir, y no para que te sirvieran, danos el gozo de servirte a Ti y a nuestros hermanos y hermanas con un corazón compasivo como el que movió a San Francisco Coll.

2. Por intercesión del Padre Coll, apóstol fiel a la Palabra, concede, Señor, a cada hermana dominica de la Anunciata, ser anuncio con el testimonio de vida personal y comunitario.

3. Por intercesión de San Francisco Coll, que supo encontrarte en los que lloraban por la ausencia de sus seres queridos, concede, Señor, a nuestras Hermanas dominicas difuntas, gozar eternamente de tu presencia.

4. Por intercesión del P. Coll, que se acercó a quienes más sufrían y se hizo solidario con todos, te pedimos, Señor, que ayudes a las familias más necesitadas de nuestro Colegio, y que te sintamos siempre cerca de todos nosotros.


Agradeciendo al Señor la vida y ejemplo de San Francisco Coll, digamos confiadamente: PADRE NUESTRO

ORACION FINAL Dios y Padre nuestro, tú que has elegido a San Francisco Coll para anunciar el mensaje de la salvación y disipar las tinieblas de la ignorancia con la luz de tu Palabra. Haz que su ejemplo e intercesión suscite nuevos anunciadores del evangelio en todos los estados de la vida cristiana. Así, firmes en la fe, esperanza y caridad, seamos en la Iglesia instrumentos de reconciliación, de paz, justicia y solidaridad. Te lo pedimos por Cristo Nuestro Señor. Amén

No hay comentarios:

Publicar un comentario