jueves, 23 de mayo de 2013

Oración de la mañana: Acordaos


Una reunión numerosa con un Obispo de la Iglesia; uno de los asistentes se dirige a él; se ve que le tiene cariño y, como quien está dispuesto a todo, le pregunta: 

- ¿Qué quiere que recemos por usted cada día? 

El Obispo prefiere hacerse el sordo, pero la insistencia le obliga a contestar:

 - "Un acordaos". Aquél, que estaba dispuesto a cualquier cosa, por difícil que fuese, se sintió como defraudado, pues le parecía poco. El Obispo leyó en la cara de aquel joven su desilusión y añadió: 

- ¿Te parece escaso? ¡Qué poco valoras la oración! 


Con una sola oración a la Virgen, si tenemos fe, hacemos mucho por quienes queremos. 

Madre, ayúdame a valorar cada oración. Si llamo por teléfono a un amigo dándole un recado, sé que me ha oído y que, sí puede, lo hará. Cada vez que te digo algo, que te rezo un Acordaos, es -¡por lo menos!- como si te llamara por teléfono: Tú me escuchas y me haces caso. ¿No conoces la oración del "Acordaos"? Pues aquí la tienes...
Acuérdate,
¡oh piadosísima, Virgen María!,
que jamás se ha oído decir
que ninguno de los que han acudido
a tu protección,
implorando tu auxilio
haya sido
abandonado de Ti.
Animado con esta confianza,
a Ti también yo acudo,
y me atrevo a implorarte
a pesar del peso de mis pecados.
íOh Madre del Verbo!,
no desatiendas mis súplicas,
antes bien
acógelas benignamente.
Amén.



Ahora puedes seguir hablando a María con tus palabras, comentándole algo de lo que has leído. Después termina repitiendo esa misma oración.

Ah! Y no te olvides de hacer en este día una buena acción, por lo menos: Es un buen regalo para María.

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