Vallejo Nájera, un famoso psiquiatra, días antes de morir recordaba divertido y
emocionado esta conversación con un torero llamado Miguel, buen amigo suyo.
Miguel no practicaba como cristiano, y Vallejo trataba de ayudarle para que
volviera a Dios antes de morir, pues el torero, por falta de formación, vivía
alejado de Dios. Decía Vallejo: "No digas que no has blasfemado o hablado mal de Dios. Pero como
eso es una anormalidad y yo, como psiquiatra, me doy cuenta de los traumas de
infancia que te han podido llevar a esa aberración, creo que Dios, que es mucho
más listo que yo, no te lo va a tener en cuenta. Y con tus muchos disparates
será benévolo, porque sabe que eres un disparatado. Te ha hecho con este vigor
y vitalidad que no se encauzó bien; has aprendido a leer entre los cuernos de
los toros, porque te tuvieron desde los catorce años explotándote para
torear(...).
- Mira Miguel, le dije, no te voy a pedir que cambies de vida, no
te voy a pedir que dejes de beber... Sigue como estás ahora, que estás hecho un
desastre, pero te voy a decir una cosa. Yo sé que me voy a morir muy pronto y
Dios me ha dado la gracia de recobrar mi fe de la infancia, la misma que
tuviste tú, porque tu madre la tenía, y te la enseñó, y tus hermanas la siguen
teniendo. No te voy a pedir siquiera que vayas a Misa. Sólo que le digas a la Virgen : Virgen mía, ayúdame
a entrar. Dios mío, perdóname. Y te va a bastar con eso, porque la Virgen te escuchará.
Miguel
se quedó muy conmovido...
- Mira, Miguel, le dije, vas a rezar conmigo media
Avemaría, sólo la segunda parte: Santa María, Madre de Dios, ruega por
nosotros, pecadores... Que tú lo eres de narices... Ahora y en la hora de
nuestra muerte, amén. Hazme un favor, júrame que esa Avemaría la vas a rezar
todas las noches.
- Yo no juro, me dijo él, yo prometo, y te lo prometo.
Pero,
como es muy cabezota y nunca quiere dar su brazo a torcer, añadió:
- Te la rezaré
a ti y como un fandango. Me da igual, le dije yo, tú rézala cuando te acuerdes
de mí y bastará.
¡María: eso sí que es acertar en el modo de ayudar a un amigo!
Yo te acercaré a mis amigos y Tú haces el resto, ¿de acuerdo? Ahora puedes
seguir hablando a María con tus palabras, comentándole algo de lo que has leído, hablándole de tus amigos y de las necesidades que tienen...
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