Los judíos
agarraron piedras para apedrear a Jesús.
Él les replicó: “Os he hecho muchas obras buenas por encargo de mi Padre: ¿por
cuál de ellas me apedreáis?” Los judíos le contestaron: No te apedreamos por
una obra buena, sino por una blasfemia; porque tú, siendo un hombre, te haces
Dios”.
Jesús les replicó;
“¿No está escrito en vuestra ley: “Yo os digo: Sois dioses?” Si la Escritura llama dioses a
aquellos a quienes vino la palabra de Dios (y no puede fallar la Escritura ), a quien el
Padre consagró y envió al mundo, ¿decís vosotros que blasfema porque dice que
es hijo de Dios? Si no hago las obras de mi Padre, no me creáis, pero si las
hago, aunque no me creáis a mí, creed a las obras, para que comprendáis y
sepáis que el Padre está en mí y yo en el Padre”.
Intentaron de
nuevo detenerlo, pero se les escabulló de las manos. Se marchó de nuevo al otro
lado del Jordán, al lugar donde antes había bautizado Juan, y se quedó allí.
Muchos acudieron a Él y decían: “Juan no hizo ningún signo; pero todo lo que
Juan dijo de éste era verdad. Y muchos creyeron en Él allí.
Jn 10, 31-42
Cuando nuestras obras no son pruebas ni
testimonio suficiente, cuando hemos probado todo y no se puede decir más, y los
argumentos difícilmente van a cambiar nada por más que se insista… ¿Qué hacer?
¿Darlo por perdido? ¿Abandonar el mundo a su suerte?
Pide que, en medio de todo, tu corazón no se
quede desentendidamente frío ante el grito de auxilio de tanta gente que
necesita de ti y de tus obras para seguir manteniendo la esperanza. ¿A quién
puedes ayudar hoy? ¿Qué gesto de solidaridad puedes hacer hoy con alguna persona
que necesita tu ayuda?
Señor, te aseguro
que deseo proclamar que creo,
y anhelo saltar esas barreras
de mi miedo,
Tú lo sabes,
y entre miles de justificaciones
y de limitaciones,
lo busco.
Perdona mis cobardías, mis miedos,
mi búsqueda de seguridades.
Y gracias, gracias porque sé
que por tu parte no queda.
Que sigues empeñado
en salir a mi paso continuamente,
que sigues llamando a mi puerta.
Me sigues llamando e invitando
a optar por todo lo bueno y lo bello,
por todo lo que me hace bien,
por todo lo que me implica en valores
que me dignifican a mí, a los otros.
Ahora, llegando al final
de esta cuaresma,
siendo testigo de tu compromiso
de amor,
de tu opción por la verdad y el bien,
permíteme sentirme más cerca de ti.
Que tu opción por el hombre
impulse mi opción,
que abra mi corazón
a tantas personas
que necesitan mi ayuda y mi compañía.
Que me atreva a mirarles a la cara
y a ser un buen
samaritano con ellas.
ORACIÓN FINAL
Señor, enséñanos a amar con obras
concretas,
como Tú nos has amado hasta dar
tu vida por nosotros.
Que nuestro compromiso por los
más necesitados
sea el testimonio de nuestro amor
hacia ti.
Ayúdanos a no dejarnos doblegar
por el miedo o por el egoísmo.
Fortalece nuestra fe. Amén.
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