Los misioneros son los
acreedores de Dios. Porque Jesús
prometió a quien dejara casa, hermanos, padres, hijos o tierras por el
Evangelio, “cien veces más” y la vida eterna.
Los misioneros sintieron un día resonar en su corazón el mandato
de Cristo de ir por todo el mundo haciendo discípulos suyos. Y ahí siguen,
esparcidos por el mundo, iluminando con su presencia, tantas veces callada y
martirial, a nuestros hermanos, los más pequeños.
Los misioneros existen, ¡oh paradoja!, deseando no existir,
porque su presencia dejaría de ser necesaria si la
Buena Noticia hubiera
sido ya escuchada por todos. O tal vez, incluso entonces, seguirían siendo
imprescindibles, para recordarnos lo que importa, lo que nos salva, lo que nos
puede hacer felices: que somos hijos de un Padre que nos ama, y que hemos sido
llamados a estar con Él para siempre.
Son 14.000 los "Misioneros
de la Fe "
españoles, que repartidos por los cinco continentes, que entregan todo su tiempo a dar
testimonio del Dios-Amor entre los más necesitados. ¿Tienes tú un minuto para
conocer su labor y ayudarles? Están allí en tu nombre ¡Colabora con
ellos!
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