Señor, te pido que me enseñes a ser misionero
en este tiempo
y en este lugar en que vivo.
Nunca dejaré de darte gracias
por el derroche de amor que se
hace presente en la eucaristía.
Ella es nuestra fuerza y aliento
en esta "Hora de la
misión".
Haz, Señor,
que los cristianos vivamos unidos en ti por la
misión,
que surjan vocaciones misioneras
y que seamos esperanza para el mundo
de hoy.
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