Tú estás presente en mi vida,
Señor,
y mi corazón se goza al saber
que eres Padre y Madre a un
mismo tiempo.
Tú eres mi refugio; eres a
quien acudo
Para guarecerme cada día.
Dios mío, confío en ti.
Tú me cuidas en los días de
prueba.
Con tu bondad me proteges a
cada instante.
Bajo su sombra me cobijo.
Tú eres mi escudo, mi
armadura, mi fortaleza.
Sabiéndote al lado,
no temo las tinieblas de la
noche,
ni el calor fuerte del
mediodía.
Porque contigo sé que estoy
protegido
y no vas a dejar que perezca.
Yo he hecho de ti mi amigo y
mi refugio,
te he tomado, Señor, por
defensa.
Contigo nada malo entrará en
mi casa
porque estoy seguro de que Tú
me guardas en todos mis
caminos.
Sé que me quieres, Señor,
y me libras de que mi pie
tropiece.
Caminaré sin cansarme hacia la
meta
con la seguridad de que Tú
estarás allí
esperándome como el amigo
fiel,
para darte Tú como mi mejor
recompensa.
Sé que Tú me tratas
personalmente,
Que estás dentro de mí sin
meter ruido.
Sé que estás ahí, con toda la
paciencia
del amigo al que puedo
invocar, acudir
y contarle toda mi existencia.
Tú estás ahí, siempre conmigo,
aunque mi corazón se olvide
con frecuencia.
Tú estás ahí, siempre conmigo,
aunque mi corazón se canse, y
te falle,
y a veces no te sienta.
Señor Dios, sé que mi vida te
pertenece.
en tus manos la pongo para
siempre.
Muéstrate en mi camino a lo
largo de la vida,
y aunque a veces me
despiste...
hazte Tú el visible-encontradizo.
Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu
Santo…
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