En 2014 iniciamos la Campaña 55, enraizada
en el Objetivo de Desarrollo del Milenio número 8, “Fomentar una Asociación
Mundial para el Desarrollo”, y con el lema “Un mundo nuevo, proyecto común”. Esta
Campaña nos sitúa en el camino de la fraternidad universal, como condición
necesaria para un desarrollo en plenitud, un desarrollo que ha de fundarse en
la verdad, la justicia, el amor y la libertad. Y cuatro palabras clave definen
nuestra acción:
·
Esperanza: es el motor de nuestra
actividad. La experiencia cristiana, que subyace en el fondo de nuestra misión,
mira en dos dimensiones, hacia nuestro interior, y hacia el exterior, “operando
en el mundo”. Unidas ambas, podemos trabajar sabiendo que Dios pondrá lo que
falte a nuestras fuerzas.
·
Mundo: Aunque nos dedicamos a
los que más lo necesitan, no debemos olvidar que cada hombre y mujer se ven
afectados por nuestro trabajo. Nuestra labor no es excluyente, sino que,
buscando a los últimos, incluye a todos.
·
Nuevo: Queremos dar al mundo
un nuevo impulso, dando valor verdadero a lo bueno que ya hay en él.
·
Común: se trata de una tarea
que afecta a todos, de forma particular y colectiva. Todas las esferas de la
vida social deben estar presentes en este proyecto, porque no es tarea de seres
aislados, es tarea común.
·
Fraternidad de todos
los hombres que
compartimos una misma naturaleza, prescindiendo de su religión, raza, sexo...
·
Fraternidad basada en
la ley de la solidaridad humana y de la caridad.
· Fraternidad que conlleva
una misión y la necesidad de dar respuesta urgente a las exigencias de nuestro tiempo.
·
Fraternidad humana que debe
vivirse en la caridad y desde la verdad.
El ODM 8 y la Fraternidad Universal
El Objetivo de
Desarrollo del Milenio número 8 se refiere a la necesaria participación de los
países desarrollados y en desarrollo en la lucha contra la pobreza. Si se
quiere conseguir que el pacto internacional por los ODM se cumpla, éste debe
sustentarse en el fo
mento de las
responsabilidades compartidas.
Este objetivo tiene varias metas:
·
Desarrollar, aún más, un sistema comercial y financiero abierto,
basado en normas, previsible y no discriminatorio
·
Atender las necesidades especiales de los países menos
adelantados, los países sin litoral y los pequeños Estados insulares en
desarrollo.
·
Abordar de manera integral la deuda de los países en desarrollo:
aumentando la cuantía y la calidad de la asistencia oficial al desarrollo
(AOD); haciendo más equitativo y justo su acceso a los mercados
internacionales; mejorando su capacidad para pagar la deuda externa, a fin de
hacer la deuda sostenible a largo plazo.
·
En cooperación con las empresas farmacéuticas, proporcionar acceso
a los medicamentos esenciales en los países en desarrollo a precios asequibles.
·
En cooperación con el sector privado, dar acceso a los beneficios
de las nuevas tecnologías, especialmente las de la información y las
comunicaciones.
La fraternidad
debe concretarse, de forma práctica, en iniciativas políticas y
económicas que hagan efectivas las mejores condiciones de vida para todos los
seres humanos. En este sentido, los ODM tratan de dar respuesta a situaciones
en las que los derechos humanos no se reconocen, no se pueden ejercer o son
directamente vulnerados. Están definidos en unas metas que deberían alcanzarse
en el año 2015. Su base es una alianza mundial que exige la responsabilidad y
el compromiso de todas las partes implicadas. Por un lado, de los países en
desarrollo, que deben mejorar la gobernabilidad y el respeto a los derechos
humanos; aumentar su inversión en infraestructuras y en servicios básicos como
la salud o la educación; ayudar a los pequeños agricultores, a fin de
garantizar la seguridad alimentaria; y fomentar un medio ambiente más
sostenible. Y, por otro, exige el compromiso de los países desarrollados, que
deben apoyar esos esfuerzos mediante el aumento de la ayuda oficial al
desarrollo, el alivio de la deuda externa, la mejora de las reglas de comercio
internacional, haciéndolo más justo y equitativo, y el acceso a medicamentos
esenciales y la tecnología.
Conclusión
En el empeño por un
caminar solidario con los demás, debemos
tener en cuenta que: un desarrollo humano integral que no imite
las relaciones basadas en el consumismo será creíble si ponemos límites a
nuestro consumismo, a veces inconsciente. Un mundo en el que las relaciones
entre las culturas y religiones estén regidas por el diálogo fecundo, solo será
posible si practicamos cada uno, día a día, el diálogo fraterno con todos.
Podemos pedir coherencia política con autoridad cuando nos esforzamos porque
nuestra participación social sea continuidad de una coherencia de vida. Podemos
impulsar unas normas de mercado más justas a la vez que tratamos de incorporar
los valores de la generosidad y la solidaridad en nuestras relaciones
económicas. Podemos acompañar a los países más pobres en el camino de irse
haciendo más responsables de su propio desarrollo al tiempo que, cada uno de
nosotros, nos vamos haciendo responsables unos de otros. Sólo en este camino
abierto a los demás, la familia humana podrá afrontar el desafío de acabar con
la pobreza y el hambre en el camino del desarrollo integral auténtico.
Manos Unidas quiere ser
generadora y acompañante de este nuevo impulso, al lado de nuestros socios en
los países en desarrollo y en alianza con todas las asociaciones y personas
comprometidas en un proyecto común por un mundo más humano, justo y fraterno.
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