“Un niño, un maestro, un libro y un lápiz pueden cambiar el
mundo”.

Corroboran la importancia de la educación tanto su reacción
al tiroteo recibido, precisamente por ir a la escuela, junto con su compromiso
con el aprendizaje, como su decisión de no pensar en ninguna venganza, y su
capacidad de luchar para que la educación pueda llegar a todos.
La evidencia nos ha vuelto a poner de manifiesto que es la
educación la que puede cambiar el mundo. En el compromiso por la educación nos
ayudan tanto la admiración por la vida de Malala como la lectura de su libro
"I am Malala", pero lo que hará que ni su vida ni su obra hayan sido
en balde será cuando de la admiración sepamos pasar a la interpelación. Es
mucho lo que de cada uno depende.
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