viernes, 22 de noviembre de 2013

Santa Cecilia, patrona de la música

"¿Qué sería de la vida sin música?
Sin música la vida sería un error".
F. Nietzsche

Santa Cecilia es una de las siete mártires a quien está dedicada una basílica en Roma desde el siglo V. Su culto se difundió ampliamente a partir del relato de su martirio. Sólo más tarde, en el siglo XV, se le atribuye su papel de inspiradora y patrona de la música y del canto sacro.

Cecilia, de la rica y noble familia romana de los Cecilios, acudía diariamente a la misa que celebraba el papa Urbano en las catacumbas de San Calixto de la vía Apia, quizás  propiedad de dicha familia, que generosamente la había cedido para sepultura de los cristianos, y donde la esperaba una multitud de pobres, que conocían su generosidad.




Dada como esposa a Valeriano, Cecilia, en la noche de bodas, mientras sonaba un órgano, cantaba en su corazón “sólo para el Señor” (he aquí el origen de su patronazgo de la música). Avanzada la noche de bodas, la joven Cecilia le dijo a Valeriano: «Ninguna mano profana puede tocarme, porque un ángel me protege. Si me respetas, él te amará como me ama a mí». Al contrariado esposo no le quedó más remedio que aceptar el consejo de Cecilia, se hizo instruir en la fe cristiana y se hizo bautizar por el papa Urbano y así pudo compartir el ideal cristiano de su esposa, recibiendo en recompensa su misma gloriosa suerte: la palma del martirio en el que participó incluso un hermano de Valeriano, llamado Tiburcio, que desde su conversión se dedicó a la piadosa labor de enterrar a los muertos cristianos. Pronto fueron arrestados, procesados y condenados a morir decapitados.

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