A finales de curso es bueno dejar la mochila de los libros y
pertrecharse con otra mochila mucho más interesante: la mochila para la vida.
En este sentido, os dejo un decálogo para que nos planteemos algunas cosas en
el tiempo de descanso y asueto. Y lo dicho, a disfrutar del tiempo de descanso.
1.- Deja que entren en ti los rayos de la verdad y de la paz. Serénate un poco
con los que durante el año has estado tenso en tus relaciones laborales o
profesionales.
2.- Deja que te tonifique el silencio y la contemplación. Las prisas y el
estrés del día a día nos impiden saborear muchas sensaciones que pasan
inadvertidas.
3.- Despliega la sombrilla del perdón y de la acogida. El verano es un tiempo
propicio para que salga a flote lo mejor de nosotros mismos. Las virtudes que
solemos disimular o esconder.
4.- Dialoga con tu familia. Recupera los vínculos de amistad y de confianza con
aquellos que se han debilitado.
5.- Reza y da gracias a Dios por la posibilidad del descanso. La fe no admite
vacaciones. Somos sus hijos en otoño, invierno, primavera y también en verano.
Flaco favor nos haríamos si dejásemos en último lugar nuestro encuentro con
Dios.
6.- Comparte lo poco o lo mucho que tienes. Siempre hay necesidades a nuestro
alrededor. Un consejo, una sonrisa, una limosna, una ayuda física…son formas de
hacernos la vida más íntegra y más agradable a los demás.
7.- Escucha al que tiene necesidad de ser oído. El descanso del cuerpo lo da
también el encontrar un confidente, un amigo, alguien con el cual pensar y
hablar en alto. Un amigo así es un bien escaso. Si tienes un amigo
enfermo…visítalo. Es un buen reconstituyente.
8.- No dejes la eucaristía dominical. Un domingo sin misa es como un verano sin
sol. La Palabra
de Jesús nos ilumina y su cuerpo nos fortalece para emprender luego nuestras
obligaciones con nuevos aires y nuevo ritmo.
9.- No te dejes llevar por el excesivo ajetreo. A veces, de las vacaciones,
volvemos más agotados de lo que fuimos. El secreto de un buen verano no está
tanto en hacer mucho, en viajar mucho, en gastar mucho…cuanto en disfrutar con
aquello que, durante el resto del año, no hemos podido llevar a cabo.
10.- Renuévate y embellécete por dentro. Hay muchas personas que vuelven
a sus hogares bronceados por fuera, pero muy quemados por dentro. Que tú, de
alguna manera, seas distinto: tal vez blanco por fuera pero nutrido y
fortalecido interiormente.
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