Seguimos celebrando estos días el recuerdo agradecido por la vida
de San Francisco Coll. La reflexión de este día nos invita a contemplar la
dimensión vocacional en él. El Padre Coll, hombre de fe profunda y de amor a
María, se encaminó hasta Vic para consagrarse al Señor. Fue sensible a los
deseos de las jóvenes con quienes se encontró en su apostolado y que querían
entregar su vida al Señor. La
Palabra le acompañó siempre, le ayudó a descubrir su vocación,
le fue orientando en su misión, le dio las claves para leer la realidad y
entender el mundo en que vivía.
Fragmento de los escritos sobre el P. Coll. Recogemos el
testimonio trasmitido por la
H. Teresa Creus, una de las conocedoras más directas del P.
Coll:
“Antes de tener quince años,
pasando por la calle de Santa Teresa, halló a un hombre que le dijo: -“Tú,
Coll, debes hacerte dominico”. “Él le dijo que jamás había pensando en serlo;
pero nos decía: “-Desde entonces jamás pude echar de la cabeza este
pensamiento: debes hacerte dominico, debes hacerte dominico” (T, 700)
REFLEXIÓN
El P. Coll fue valiente en la respuesta a la llamada de Dios;
valentía con que siguió los planes del Señor, sin que le acobardaran los muchos
obstáculos de que estuvo sembrado su camino. Fue consciente del riesgo que
implicaba hacer una profesión religiosa y recibir la ordenación de sacerdote en
las duras circunstancias que en su tiempo se estaban viviendo en Cataluña, pero
asumió la dificultad y acertó a llenar las exigencias de su compromiso.
El P. Coll respondió con absoluta fidelidad a cuanto le exigía
la vocación religiosa y sacerdotal. En la homilía de su Beatificación, el Papa
Juan Pablo II decía: “Verdadero hombre de Dios,
vivió en plenitud su identidad sacerdotal y religiosa, hecha fuente de
inspiración en toda su tarea”.
Sin embargo, no se contenta con ofrecer al Señor una respuesta personal.
Supo descubrir inquietudes vocacionales en las “jóvenes doncellas” de los
pueblos donde predicaba. En los escritos de los 150 años de su ordenación
sacerdotal, resuenan estas afirmaciones que se hacen realidad en él siempre. Esta
oración puede ser un estímulo a
reencontrarnos en nuestra propia vocación y vivirla con gozo pleno aun en medio
de las dificultades.
Alabemos a Dios que nos llama a su servicio, para que, a ejemplo de
San Francisco Coll continuemos difundiendo por el mundo su Palabra de Vida.
PETICIONES
1. Para que la
Iglesia , con la fuerza del Espíritu Santo, sepa orientar a
los hombres y mujeres a encontrar en Dios el verdadero sentido de su vida y el
camino de la auténtica felicidad. Oremos.
2. Para que nos dejemos invadir por la Palabra de Vida, a fin de ser
instrumentos fieles para el anuncio del Reino. Oremos.
3. Para que llamados, como san Francisco Coll, por un ardiente amor
al Padre y a los hombres, nos esforcemos en conseguir que Dios sea amado,
conocido y servido por todos. Oremos.
4. Por todos los colegios de las Dominicas de la Anunciata a lo largo del
mundo, para que siguiendo el ejemplo de san Francisco Coll, sean lugares en los
que la Palabra
de Dios ilumine e impulse el propósito de nuestro fundador de ofrecer la vida
religiosa a las jóvenes. Oremos.
5. Para que los enfermos vivan con fortaleza sus dolores, sabiendo
que con su flaqueza completan lo que falta a la pasión de Cristo. Oremos.
Dando gracias a Dios por el modelo de vida de San Francisco Coll, digamos
confiadamente la oración que Jesús nos enseñó: PADRE NUESTRO
ORACION FINAL Dios y Padre nuestro, tú
que has elegido a San Francisco Coll para anunciar el mensaje de la salvación y
disipar las tinieblas de la ignorancia con la luz de tu Palabra. Haz que su ejemplo
e intercesión suscite nuevos anunciadores del evangelio en todos los estados de
la vida cristiana. Así, firmes en la fe, esperanza y caridad, seamos en la Iglesia instrumentos de
reconciliación, de paz,
justicia y solidaridad. Te lo pedimos por Cristo Nuestro Señor. Amén
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